A las 12 del mediodía, el ex campeón Byron Rojas sumaba una hora de trabajo. El gimnasio Róger Deshón es un espacio cuadrado, con pocas entradas de aire, con un techo de zinc a poca altura, cualquier boxeador suda la gota gorda y “El Gallito” no es la excepción.
Su cuerpo, siempre pequeño pero acorazado en estos días, estacionado en 118 libras, resiente desde ya el trabajo duro para su revancha con el tailandés Knockout CP Freshmart, programada para el mes de julio, según reveló una fuente desde Tailandia, aunque hasta el día de hoy su equipo de trabajo no ha brindado detalles al respecto.
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“Tengo muchas posibilidades de coronarme, estoy bien motivado y físicamente bien. Si Freshmart me arrebató la corona (en junio de 2016) fue porque perdí la cabeza, caí en su juego, pero lo que vi de él en su última pelea me sirvió para confirmar que puedo hacer el trabajo en Tailandia”, dice Rojas.
Preocupado en mejorar
El entrenador Wilmer Hernández es quien dirige las actividades en este centro de entrenamientos que le dio la acogida al ex monarca mínimo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), luego que este tomara la decisión de mudarse desde su natal Matagalpa, en el norte del país, en busca de un mejor adiestrador.
“Algunos de mis compañeros del gimnasio se estaban burlando de mí, diciéndome que parezco un boxeador amateur, porque practicamos una y otra vez los mismos golpes, pero la clave está en no dejar de aprender. Me quiero ver fuerte, más rápido en esa pelea, colocando mejor los jab. Ese es el trabajo que estamos comenzando a hacer”, explica.
Freshmart es en este momento el campeón menos vistoso en la división de las 105 libras. Es un boxeador sin tanto despliegue técnico, se apoya en combinaciones cortas, en los amarres cuando la presión es mucha y con poco suma en las tarjetas para ir cultivando ventajas.
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“Empezamos los sparrings, guanteé con Carlos Buitrago ayer (martes), me sentí bien, y estaré listo, sin excusas, para el momento de la pelea”, concluyó Rojas.