Nicaragua en su historia boxística ha producido solamente 12 campeones mundiales, incluyendo el título interino de Juan Palacios. Sin embargo, cuatro de ellos sufrieron el síndrome de la eternidad, ya sea porque en su mente divagaba la idea de juventud física, cuando su cuerpo pedía a gritos reposo, o por una situación económica paupérrima.
Ricardo “El Matador” Mayorga, recientemente derrotado por nocaut en 10 asaltos en Rusia ante Andrey Sirotkin, posee el récord en ser el excampeón mundial con más edad en subir al cuadrilátero. A sus 44 años y ocho meses, un Mayorga impulsado por la necesidad sorteó al destino, pero demostró con creces su decadencia en el cuarto piso de la vida.
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Antes de Mayorga, el ídolo Alexis Argüello había sido ese excampeón más longevo. El Flaco Explosivo todavía subió a los entarimados con 43 años y nueve meses. Su oponente era Scott Walker, el 21 de enero de 1995 en Las Vegas, un rival de 17 triunfos, tres reveses y un empate. A pesar que Argüello estaba desgastado por el paso del tiempo, dos jueces vieron el combate a 10 asaltos, 95-94, solamente un punto detrás del estadounidense. Mientras que un año antes había derrotado a Jorge Palomares tras volver de un retiro de ocho largos años.
“El Caballo” y “El Búfalo”
Después de Mayorga y Argüello, el tercero en la lista es Adonis Rivas, el leonés que de infante vendía arroz de leche y tortillas, pero que sin tener un gran talento aprovechó las oportunidades y se coronó en dos ocasiones (115 y 112 libras). Conocido como El Caballo, Rivas no quería dejar el boxeo. Colgó los guantes a lo 42 años con dos meses cuando perdió con Johnson “La Concha” Téllez, quien poseía en ese momento tres victorias, 18 derrotas y cinco empates.
El último de esta lista es Rosendo Álvarez. El Búfalo retando a todos los que le decían que ya no continuara en el pugilismo decidió hacerlo con 42 años y 20 días. Su rival fue Jean Sampson, un joven de 22 años y 11 victorias con una derrota. El desenlace no pudo ser peor para Álvarez. Perdió por la vía de la descalificación cuando irrespetó al réferi Onofre Ramírez. Fue el final de una carrera que siempre pudo ser mejor y más por su divorcio con el peso: su talón de Aquiles.