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Flavio Da Silva llegó al Diriangén hace tres meses aproximadamente. LAPRENSA/ CORTESÍA/ DIRIANGÉN

Flavio Da Silva encuentra el éxito en Nicaragua tras sobrevivir cinco meses en Brasil con canastas básicas que le regalaban

La historia de superación y lucha constante del mejor técnico extranjero en la Liga Primera

Cuando nació Flavio Rego Da Silva sus padres (Dina y Pedro) no tenían ropa para ponerle y sacarlo del hospital, de pequeño durmió en el suelo y pasó hambre. Su talento para el futbol le deparaba un mejor futuro: a los 17 años había firmado profesionalmente con Botago de Brasil, pero las frecuentes lesiones lo forzaron a retirarse a los 23 años. “En ese momento no sabía qué iba hacer, solo sabía jugar futbol”, confiesa el brasileño, quien asegura que a partir de ese momento se encontró espiritualmente y empezó a tener el éxito como entrenador que no tuvo como futbolista.

La vida de Da Silva nunca fue fácil, sufrió necesidades de niño y cuando pensó que llegarían los mejores momentos las lesiones le quitaron esa felicidad. Desesperado por todo lo que vivía, probó de todo para cambiar su suerte. “Para tener éxito en el futbol y superar esas lesiones me metí a probar todos las religiones que había en Brasil, hasta estuve en las macumbas —es el nombre que se usaba para designar a todas las prácticas religiosas bantúes—, nunca me encontraba espiritualmente hasta que me retiré y encontré a Dios a través de Jesucristo”.

Flavio Da Silva es el entrenador extranjero más exitosos de la historia del futbol nicaragüense. En casi todos los equipos nacionales que llega los transforma. Regresó al país hace dos meses aproximadamente a rescatar al Diriangén que estaba en el último lugar del Torneo de Apertura de Liga Primera. A las dos semanas los diriambinos habían salido del descenso, a los 46 días estaban disputando la Final de Copa Nicaragua y la etapa regular la concluyeron en el segundo lugar. “La clave es Dios”, explica.

Infancia dura

La religiosidad de Flavio —todos los que lo conocen saben que cada palabra menciona a Dios— se explica en su pasado. Su vida está marcado por eso y a eso debe espiritualidad. Asegura que su llegada al Diriangén y todo lo que está pasando se debe eso. En los últimos cinco meses en Brasil se quedó sin recibir salario por la crisis económica del país. “Vivíamos de canastas básicas que nos regalaban mensualmente”, señala Flavio, quien indicó que esas necesidades que pasó solo la sabe su esposa Jessica Leiva.

“Don Miguel me envió un prédica de Josué, capítulo uno, y me dijo ‘mira Flavio fui a la iglesia y eso Dios mi pidió que lo enviara porque es una promesa para tu vida’. Tres días después Hubert López —directivo del Diriangén— me llama para dirigir el equipo. Todo lo que está pasando con Diriangén. Cuando leés el capítulo uno de Josué lo vas a entender. Por eso tengo una fe muy grande creo mucho en Dios y creo en las cosas espirituales”, asegura Da Silva. “Pasé muchas dificultades en ese momento, pero Dios me trajo al Diriangén y agradezco ellos por abrir las puertas nuevamente, tengo una deuda con ellos”.

Miguel Larios un empresario nicaragüense que conoció Flavio poco después de su retirarse. Para él fue enviado por Dios porque le abrió las puertas como entrenador con la Academia Tigres de Brasil, que la ascendió Segunda División de Río. En 2007, Larios becó a siete futbolistas nicaragüenses para formarse ahí, pero solo uno se quedó (Daniel Reyes), y a través de Larios se dio el primer contacto de Flavio con el futbol nicaragüense como asesor técnico de la Selección de Futbol.

Lucha constante

La mamá de Flavio, Dina Rego, murió hace un año aproximadamente. Asegura que una de las razones por las que salió del Ferretti en 2018 es porque estaba enferma. Doña Dina fue alguien muy importante para su vida. “Todo lo que consiguió para nosotros, pagar los estudios, fue con una pulpería y teníamos que dormir dentro porque no teníamos casa. Se despertaba a las 4:00 a.m. y se acostaba a las 12:00 a.m., alistando las cosas porque vendía de todo. Muchas veces, yo y mi hermana (Flavia) comíamos las cosas que teníamos ahí, fue muy difícil y por eso valoro las cosas y personas que tengo”.

“Mi mamá dijo que salí desnudo de la maternidad, no tenía ropa, una madrina me la regaló para salir del hospital. Hasta mis 10 años las cosas fueron difíciles par nosotros, después las cosas empezaron a salir bien. Dios bendijo a mi mamá con la pulpería, ella compró siete casas y mi papá vive en una finca y todo el dinero de las casas es para él”, señala Da Silva, quien recuerda que a los 17 años tuvo su primer contrato profesional con Botago, sin embargo fue como entrenador que logró encontrar a sí mismo y el éxito que no tuvo como jugador. “Todo se lo debo a Dios”.

Plano personal

Flavio Rego Da Silva, de 45 años, vino al futbol nicaragüense por primera vez en 2007 con la Selección de Futbol. Después dirigió al VCP Chinandega (2008), Diriangén (2014), Ferretti (2014), Pérez Zeledón de Costa Rica (2015) Managua FC (2015), Ferretti (2016-18) y Diriangén (2019).

El brasileño se casó con la nicaragüense Yessica Leiva y tienen dos hijas: Tyra (hijastra) y Flavia. En Brasil están sus hijos mayores Patrick y Kevin.

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