Lo improvisto surge muchas veces en el boxeo. Melvin López se enfrentó a José María Cárdenas, siendo favorito, pero confiesa que lo desconcertó con su manera de pelear. Melo no empezó huracanado como estaba siendo costumbre en sus últimos combates, sino que tomó muchas pausas. El oponente sacó provecho a esa falta de contundencia inicial y escaso empuje del nicaragüense. No obstante, el pinolero fue mejorando en la segunda parte y consiguió un triunfo por decisión unánime.
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Melo se adueñó del título NABA de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) de las 118 libras y si de algo está consciente es de lo mucho que todavía debe mejorar para cumplir su deseo de ser campeón del mundo.
“Me siento contento con la victoria. Me queda claro que los rivales cada vez más aumenta de nivel y así debo ir mejorando. El problema fue que al principio íbamos ante un oponente zurdo. Toda mi preparación fue basada en eso pero faltando 12 días me cambiaron contra el mexicano. No me esperé que fuera más alto que yo ni que no fuera valiente para fajarse”, indica López.
“Me complicó honestamente”, dice Melo, sin embargo se dio cuenta en la importancia de tener una gran condición física, debido a que logró girar el combate en el tramo final cuando Cárdenas se quedaba sin aire y a López todavía le quedaban fuerzas. “Me costó descifrar su jab, además que me metía el pie para machucarme y cuando quería entrar al cuerpo a cuerpo me ponía la mano para incomodar y el réferi nunca le llamó la atención”, explica.
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López retrocedió en el ritmo ascendente que llevaba, le faltó constancia en el golpeo y lanzar combinaciones largas. Ahora tendrá su siguiente presentación en Filipinas el 30 de septiembre ante Jhunriel Ramonal, con un récord frágil de 14 triunfos, ocho derrotas, cuatro empates y cinco veces ha sido noqueado.